sábado, 18 de febrero de 2012

El tiempo pasa


Miró el calendario, las hojas caídas, los meses pasados, las horas perdidas... no le contaban nada nuevo. Sabía que el tiempo pasaba y que lo inevitable sucedería, se intentaba convencer de lo contrario, siempre le había quedado un pequeño gramo de esperanza pero ese martes a altas horas de la noche lo había perdido por completo. Quizás fue por el recuerdo de unos ojos en los que el tiempo se detenía, o por el recuerdo del verano del amor, el de los besos torpes y salados. Una enorme tristeza se apoderó de ella e inundó sus ojos, se perdió entre las sábanas rosas con olor a vainilla. Sabía que la vida era como un coche sin frenos, y por supuesto sin marcha atrás.

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